Este año la Basílica Menor de Santa María de Guadalupe " La Villita" no podrá albergar a las miles de almas que en procesión desde diversos municipios de Hidalgo, e inclusive de otras entidades federativas vecinas, acuden para demostrar su fe y rendir tributo a una de las vírgenes con más seguidores en el mundo.
Este año no habrá cohetones estallando en el cielo de Pachuca para anunciar el júbilo, ni puestos de comida y figuritas o artesanías con motivo de la fiesta guadalupana del 12 de diciembre.
No será posible como otra de las tantas consecuencias del terrible coronavirus que mantiene al alza los contagios en Hidalgo que, hasta este fin de semana, contaba casi 17 mil casos positivos y 2 mil 438 muertes derivadas sólo en el estado.
Este año tampoco podrán viajar los miles de peregrinos que, con la fe a cuestas, sin importar las inclemencias o circunstancias del entorno, cumplen con sus mandas de acudir a adorar la imagen de “la morenita” en La Villita, el templo de la capital hidalguense.
“Viviremos este año de manera distinta nuestra fe”, asevera el sacerdote Tomás Roque Cruz, responsable de la basílica (conocida como La Villita), quien por cierto no pudo platicar con Réplica de manera presencial al confirmar que salió positivo en la prueba de Covid-19 y permanece aislado, por lo que vía telefónica informó las acciones a realizar con motivo de la máxima celebración mariana en el catolicismo de México.
“No podemos quitar la realidad que estamos experimentando con la pandemia, pero tampoco podemos quitar la realidad de nuestra fe, creemos en dios y que nos ha bendecido en Santa María de Guadalupe y le vamos a expresar nuestro amor de manera distinta a como lo hemos hecho en años anteriores”, responde el cura al subrayar que desde inicios de noviembre ha venido comunicando la forma en la que se darán estos festejos: sin aglomeraciones.
Por ello insistió en el respeto a la vida propia y a la de los demás con el cumplimiento irrestricto de las medidas sanitarias; “por ahora les hemos pedido (a los fieles guadalupanos) que no vengan en peregrinación, ¡no vengan!, que celebren a Santa María en su casa, en su fábrica, en su taller, en su oficina… donde está su imagencita demostrándole su agradecimiento”.
Reitera que la petición, o el ruego en este caso, es que los fieles celebren en sus propias parroquias, que tampoco acudan a La Villita los días más fuertes que son el 11 y 12 de diciembre, sino que lo hagan en otro momento, aunque ésta no permanecerá cerrada pero sí con un cupo limitado a sólo 160 personas por misa, las cuales se darán en sus horarios normales.
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