Un peritaje en tecnología fue determinante para que la jueza de control Rosa María López Aguilar resolviera que la causa del fallecimiento de la doctora Beatriz Hernández Ruiz fue un suicidio y no feminicidio.
Según el dictamen médico presentado ante la jueza, Beatriz murió por asfixia mecánica por suspensión incompleta. Al afirmar que los sietes policías de Progreso de Obregón detenidos fueron omisos para preservar la vida e integridad de la joven de 29 años mientras estaba bajo custodia municipal, la juez decidió vincularlos a proceso, aunque reconfiguró el delito a homicidio culposo.
Con base en las grabaciones expuestas durante el desahogo de pruebas, la primera persona que encuentra a la médica sentada de espaldas a la puerta de galera, inmóvil, es la directora de la corporación municipal, Estefanía H.D. Ella declaró que Beatriz, que había sido detenida, según los testimonios de los oficiales que atendieron en vía pública el percance, por alteración del orden, tenía la tela blanca alrededor del cuello y que su mano derecha la tenía ennegrecida, por la asfixia.
En ese momento, añadió, pidió ayuda a los demás oficiales y llamaron a protección civil. Uno de sus compañeros, Ismael, intentó desatar la tela, pero fue hasta instantes después que el comandante Antonio pudo quitarla; no obstante, ya no tenía signos vitales.
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